miércoles, 11 de febrero de 2015

Queridos alumnos de 2º  Bachillerato, realizad esta práctica para el próximo día.


lunes, 19 de enero de 2015

LA REVOLUCIÓN VERDE, CARIDAD O IMPERIALISMO.
La selección de semillas comenzó hace miles de años, selección para obtener un crecimiento más rápido, semillas más grandes o frutos con mayor sabor.
A  Mendel, el padre de la genética, lo podemos considerar un fitomejorador. Sus conocimientos fueron aplicados a las técnicas de autopolinización y a la polinización de las plantas, mejorando las especies, mediante la selección genética.
Sin embargo, lo que hoy conocemos como Revolución Verde (Aplicación de la Ingeniería genética en la agricultura y en la ganadería) será impulsada por Norman Borlaug desde la fundación Rockefeller (Años 1940-1970). La esencia de la Revolución Verde son las variedades de altos rendimientos, las semillas VAR, para N. Borlaug era una forma de aumentar la producción, permitiendo a los países del Tercer Mundo alcanzar la autosuficiencia en la producción agrícola.
El primer país que utiliza en sus explotaciones semillas VAR es México, semillas de trigo que mostraron una adaptación a cualquier tipo de clima, altitud y época de siembra con unos resultados excepcionales. Todo ello abrió un futuro al abastecimiento mundial de alimentos y materias primas.
Entonces, ¿cuál es el problema real de los cultivos transgénicos?. Las investigaciones actuales son insuficientes y los datos que encontramos son muy contradictorios. Sin embargo, en líneas generales estas variedades de semillas a largo plazo necesitan mayor cantidad de fertilizantes y plaguicidas, lo que modifica considerablemente la flora y la fauna.
Las modificaciones genéticas, tanto en plantas como en animales, causan problemas en la salud: aumentan los tóxicos como el caulimovirus en los organismos, las alergias y nos hacen resistentes a los antibióticos.
No me considero una ecologista acérrima, pero si una persona preocupada por el medio ambiente y por el legado natural que dejaremos a nuestros hijos. Si usted visita las Web de Greenpeace, en ella aparece un listado de productos y marcas que utilizan alimentos transgénicos, observará que en su mayoría son productos consumidos por nuestros hijos y no por nosotros. ¡Y no tenemos claras las consecuencias de estos productos!
A todo ello hay que añadir que los productos transgénicos necesitan grandes capitales para su producción, inversión que no pueden realizar los pequeños productores de países subdesarrollados. Estos cultivos quedan en manos de multinacionales que actúan en E.E.U.U., América del Sur y China. Multinacionales que abogan por una globalización de la economía, generando un abuso del monocultivo y una pérdida de la biodiversidad.

Todo ello nos lleva a pensar si es positiva esa globalización económica no sólo desde el punto de vista medioambiental, sino también desde el punto de vista económico. ¿No supone una pérdida de soberanía económica, generando una nueva forma de imperialismo dirigido por las multinacionales?